martes, 12 de octubre de 2010

LLUEVE

Te levantas, con las últimas sombras de luna en la piel. Y los medios rayos de sol, que esperas que choquen contra tus ojos, pero para tu -grata- sorpresa, se han convertido en nubes cargadas de agua. Me encanta, ¡llueve!. Y entonces, piensas en lo que tienes que hacer. Te encanta, otro "domingo" más. Otro "domingo" menos. Quiero acabar ya el día para volver a ese estado inconsciente en el que me sumerjo nada más cerrar los ojos. Ese que, ni aún sin nuestro consentimiento, nos deja libres de pensamientos y preocupaciones. Pero, ¿qué sería del hombre sin sus preocupaciones? Son esas que te enseñan a amar, a querer, a valorar, a gritar, a llorar, a sentir, a enrabiar, a enfadar, a cantar, a alegrar, a impulsar, a luchar, a romper, a criticar, a amoldar, a odiar... Y sobre todo, aquellas que te ayudan a crecer, madurar, y hacerte más y más fuerte cada día. ¿Para qué arrepentirse de todo aquello que nos pasa? El pasado, pasado está, olvida o recuerda, como prefieras, pero no dejes que el pasado te controle, y sé tú quién controle al futuro. Es ese el que realmente puedes cambiar.

Porque es genial comprobar que todavía te queda la capacidad de sorprenderte a ti mismo...

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