lunes, 20 de diciembre de 2010

¡Hoy sólo me puede parar la muerte!
¡Oye! Perdón por el retraso, ya sabes como está la ciudad llena de claxon. La gente vuelve a la realidad, de la oficina, de la tienda o de la fábrica. Y porque no habrá paz, en la mágica soledad de un atasco. Sentémonos, tiremos la carta. Te he escrito algo porque te he echado en falta. Te lo leo en el postre, porque sé que te encanta eso de que haga deporte mental. Y aunque me de corte lo comparta. Cuando más harto creo estar, vienes tú y me salvas, me cargas tú de espantar el mal, me encargas, me das gas, me amas más que mis fantasmas. Que tú a mis miedos te lo pules con un dedo.
Por ti por mí, porque el mundo es nuestro, tú no me abandones que yo ya haré el resto. Pongo a este vino de testigo, y seguiré siguiéndote, mas si quiero ser honesto contigo. Yo sé más del deseo que de la satisfacción. Y sé que tú aún estás por conquistar, pero esa es mi emoción. Hoy te abres ante mí, como un universo, vestida de piano y saxofón para la ocasión. Sexo con tu violador consentido. Mi pretexto: esta cena contigo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario